Ya sean celulares, televisores, videojuegos entre otros, ha sido la invención tecnológica más usada por niños, niñas y adolescentes en la última década debido a la facilidad que tiene para brindar placer. Es un uso que no requiere mayor esfuerzo y que está disponible en cualquier momento.
Por Edwin Camilo Ardila Parra – Psicólogo Familiar
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Años atrás las novelas que televisaban nos conectaban con la realidad de las familias colombianas y eso provocaba un gusto, por la sensibilidad que producía cada vez que se veía a ese personaje que nos representaba o reflejaba esa persona quien deseábamos ser.
Veíamos a nuestros hermanos y padres en las historias, pero al igual personas con poder, personas que sufrían por amor, personas que conseguían riqueza sin esfuerzo o personas que eran víctimas de alguien de su familia.
En la actualidad no ha cambiado mucho, nuestros hijos e hijas están expuestos a conocer las realidades del otro o las que tanto desean desde otro formato que permite la inmediatez.
Las redes sociales han generado cercanía, debido a la rapidez con la que se presenta la información. Ya no debemos esperar el noticiero de las 7 de la noche o el programa de los sábados, donde los chismes era la prioridad a las 2 de la tarde.
Ahora cientos de personas publican de forma inmediata por estas plataformas, informándonos sobre lo que pasa en el país y en el mundo entero, sobre las personas que admiramos o esos personajes que anhelamos ser.
¿Es del todo bueno? Las pantallas que usamos no solo reflejan noticias del día a día sino también transmiten las mentiras que algunas personas o grupos desean informar con un objetivo en específico.
Además, se busca que los temas propuestos se hagan virales, por lo que no les importa si el contenido transforma la sociedad de una forma positiva o si la degradan algo más. Esto es lo que menos importa, lo que sí, es crear sensaciones que lleguen a un «me gusta»
De esta manera el contenido que vas a encontrar con mayor frecuencia es el que crea un espacio de desconexión de la realidad laboral, familiar y comunitaria que ha venido causando incomodidad y estrés en la vida de cada uno.

El contenido llega a conectar con los sueños más anhelados, eso que deseamos comprar, la familia que deseamos ser o la transformación personal que quiero adquirir, esos alimentos y viajes que se quieren disfrutar. Además, puede llegar a estimular deseos ocultos; ya sea sexual o de querer ejercer el poder económico que me haga tener el control que me va a permitir gritar y mandar todo al carajo, así este incluya a un jefe que tanto invade la vida personal.
En consecuencia, las personas nos identificamos y nos movemos una y otra vez por redes informáticas que nos brindan placer.
La cantidad de imágenes, colores y movimientos de la pantalla hiperactiva nuestro cerebro, por lo que este va a querer seguir teniendo esta interacción de forma constante.
¿Por qué pasa esto? Debemos empezar a entender que el funcionamiento cerebral es constante y nunca se detiene, son conexiones sinápticas que generan información que luego va permitir la segregación de dopamina, el neurotransmisor del placer o puede también llegar a ciertos niveles de cortisol que es la hormona del estrés.
La primera aparece al instante de una actividad placentera, es el momento donde el cerebro se activa y empieza a ordenar al cuerpo a tener acciones que mantengan esta satisfacción.
Imagina que tu hija acaba de llegar de la escuela donde estuvo desconectada la mayor parte del día, estuvo con sus compañeros y estos actuaron como un estresor psicosocial, súmale ahora que estuvo en una clase que se le dificulta y ahora al llegar a tu casa la envías a ordenar su habitación.
Tu estas esperando que ella siga la instrucción, pero la enviaste a un lugar seguro para ella y tiene a su disposición su dispositivo móvil y su televisor que es Android y puede manejarlo con facilidad. Coge alguno de los dos y dice solo un video de TikTok mientras alzo el desorden. Pasaron 60 minutos y la encuentras acostada y viendo lo mismo de hace 30 minutos donde le recordaste su responsabilidad.

Acá ocurrieron varias cosas. Lo primero es que su cuerpo ha pasado por un estrés causado por sus relaciones interpersonales y por una asignatura que no entendía, por otra parte, tenía una responsabilidad que le obligaba a generar mayor gasto de energía y de tiempo, su mente deseaba estar tranquila y sin más preocupaciones.
Al iniciar el primer video su cerebro se activa con mayor rapidez por la cantidad de estímulos que ofrece, empieza a pasar uno y otro video con rapidez con el afán de mantener o encontrar eso que le hace reír y disminuir el estrés del día, su cerebro segrega una y otra vez mayor cantidad de dopamina.
A los 60 minutos le dices por favor me das ese teléfono, en este momento el cerebro de tu hija también va experimentar un incremento de cortisol a causa de la eliminación de su fuente de tranquilidad, su cuerpo se tensiona y se contrae, su sistema límbico envía señales que forma una emoción de rabia que posiblemente su corteza prefrontal no va controlar, debido a que a sus 10 años esta en maduración y no cuenta con la suficiente información que le ayude a ser tolerante a su frustración por este motivo grita y te dice que la dejes tranquila.
Debes proponer que existan espacios de cero usos tecnológicos, como a la hora de la cena.
Sabiendo lo anterior debería empezar a poner en práctica acciones que le permitan a tu hija o hijo cambiar sus hábitos, donde el acercamiento a estos dispositivos logre aportar a su desarrollo, donde supla una necesidad de adquirir nueva información que fortalezca sus procesos creativos, imaginativos y motores.
Videojuegos que fortalecen su capacidad de memorizar y de razonar sobre el paso a paso que debe tener para lograr las metas que se proponen. Por lo que debes ser un padre que acompañes el acercamiento a estas tecnologías, que sin importar la edad logres también manejar su uso y controles tus dispositivos, así llegaras a ser un ejemplo.
Debes proponer que existan espacios de cero usos tecnológicos, como a la hora de la cena. Propone espacios de ocio, donde tengan como familia la oportunidad de interactuar de una forma diferente, puedes usar juegos de mesa, como el parqués, Othello, tio rico o si deseas también aprovechar el juego como una forma de potenciar sus aprendizajes y su memoria.
Usa el juego tradicional stop, la bolsa millonaria que muestra las capitales y lugares turísticos de Colombia, Risk un juego de estrategia para ganar la batalla, entre otros.