Decir no más en una relación no es tan fácil como se cree, el apego por diferentes motivos nos hace aferrarnos a relaciones muchas veces tóxicas.
Por : Edwin Camilo Ardila Parra – Psicólogo Familiar
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Durante el comienzo de la adolescencia, empieza a surgir el deseo de la experimentación de la vida de pareja, es en esta etapa donde experimentamos por primera vez aquel dolor causado, por el rechazo o la gran indiferencia de todas aquellas mujeres o hombres que no expresan el compromiso que deseamos.
¿Por qué?
Gritamos al cielo una y otra vez pidiendo a los seres divinos, sin importar la creencia que tengamos, que por favor nos ayude a controlar el dolor de la decepción y peor aún, a continuar, sin importar que seamos conocedores del tormento o sufrimiento que la pareja sentimental provoca.
Siendo el masoquismo la base para mantener vivo el amor, bueno, si de amor se habla, porque las relaciones se vuelven resistentes al cambio, debido a que las dos personas que conforman el subsistema conyugal, deciden iniciar una batalla sin precedencia, ya que como toda la guerra debe haber un vencedor y el ganador del respeto y de la autoridad del contrincante.
Es en este momento, donde la pareja inicia aquellas dificultades, que desgastan emocionalmente a cada uno de los integrantes, llevándolos a vivir una decepción cada vez más grande, lo cual repercute negativamente en los contextos de interacción, como es, la universidad, su lugar de trabajo, su familia extensa, sus amigos, etc.
Lo anterior empieza una y otra vez a presentarse durante la vida, en las distintas relaciones tanto cortas como duraderas, y nos empezamos a cuestionar, ¿Por qué debemos sentir este sufrimiento tan grande cuando tengo pareja? ¿Por qué continúe, si ya presentía lo que iba a vivir?
Cuantos de los que están leyendo este artículo, han vivido una relación tormentosa y que intentan que perdure sin importar que deban sacrificar su tranquilidad, así sean conscientes de que sus dificultades circulan como el aire, de manera interna y externa en la vida de la persona.
Analicemos la siguiente analogía.
Las almohadas se usan al dormir para lograr descansar, porque dan comodidad, tranquilidad y de cierta manera felicidad. debido a que nos brinda el estado deseado o un estado de placer. Ahora qué pasa si esta almohada se usa en nuestra contra, por ejemplo, que sea puesta en nuestra cara con presión, asfixiándonos si perdura la presión durante el tiempo suficiente.
Lo mismo puede ocurrir en la relación si no se lleva de manera adecuada, puede ocasionar el mismo efecto de asfixiar a cualquiera de los dos.
Por este motivo la importancia de aprender a decir ¡no, más! Ya que, si se quiere vivir tranquilo y feliz, debes empezar a ser honesto contigo mismo, aceptando realmente como te sientes y que es lo que motiva la relación a continuar y reconocer si hay algo que la mantiene aparte de los hijos.
Porque si esto no ocurre, durante el resto de la relación cuestionaras el ¿por qué no eres capaz de ser quien decida cortar de raíz la relación de pareja? que te causa tanto malestar y que con el tiempo sea tu pareja quien tome esta decisión, lastimándote y causando que tú duelo no sea normal y al contrario perdure durante el tiempo, afectando tu autoestima y las relaciones que vayas a tener posteriormente a la ruptura.
¿Qué lo provoca?
La influencia de nuestras valoraciones internas e ideales nos llevan a mantener las relaciones; ya que se considera que debemos ser fuertes para no ser los causantes de la ruptura, y de cierta manera lograr mantener nuestro estatus de ser una persona perseverante en no permitir que el sistema familiar se derrumbe.
Adicionalmente algunas parejas se mantienen debido a la importancia que tienen de alcanzar aquel ideal de la familia feliz y unida durante la vida. Lo anterior va junto a las creencias culturales y religiosas de durar hasta que la muerte nos separe, así esto nos lleve a considerar el dolor y la infelicidad como los nuevos miembros de la familia.
Por otra parte, la influencia social, familiar, económica, etc. Lleva a la persona a reconsiderar las decisiones tomadas en momentos de crisis, sea por palabras de conocidos o miembros de la familia como lo son los hijos, los suegros, o amigos que buscan defender y excusar a la persona puesta en escena, con palabras que tergiversan lo sucedido, causando incluso la contradicción de los motivos desafiantes a mantener la relación marital.
Al igual, las crisis económicas o dependencia de la misma llevan a crear la necesidad de continuar, vivido la desgracia y el dolor constante, ya que se duda ser capaz de conseguir un sustento para abastecer su familia de alimento y lecho demandado por sus necesidades diarias.
Lo anteriormente mencionado es de lo poco que se puede evidenciar como causante a continuar una relación que nos hace supremamente infelices, por la interiorización de significados que le damos a nuestra vida, como es el “no puedo nunca, que voy hacer para criar sola/o a mis hijos, siempre todos me dan la espalda, es imposible encontrar otra personas como ella, tengo muchas obligaciones para seguir sola/o, etc. ” por tal motivo es importante que sigas los siguientes consejos.
CINCO (5) TACTICAS PARA APRENDER A DECIR NO MÁS A UNA RELACIÓN
- En una hoja realiza una línea del tiempo con los acontecimientos que te han hecho feliz, durante la niñez la adolescencia y la adultez, y observa en cuantos, de estos, tu pareja ha participado, ¿has notado que en la gran mayoría no se encuentra y que puedes continuar sin esta compañía?
- Escribe una lista con los objetivos, sueños que deseas conseguir y al respaldo explicas de qué manera lo harás. ¿Lo has hecho de manera individual, sin tener presente la opinión de alguien más?
- Agradece por los aprendizajes obtenidos durante la relación así estos hayan surgido por medio del sufrimiento.
- Escribe una carta de despedida, mencionando los motivos del por qué vas a sacar a la persona de tu vida, y por qué es importante ser tú quien asuma esa vacante.
- Recordar que el sufrimiento es pasajero, y que esto es solo una reacción de tus emociones, pero eres tú quien le da la interpretación correspondiente para que surja el sentimiento de esperanza o de tristeza.