El aislamiento exigía desde un comienzo a la reestructuración del sistema familiar, por los desequilibrios que este causaba en cada uno de sus miembros a través de las fases de la pandemia.
Por Edwin Camilo Ardila Parra – Psicólogo Familiar
En las últimas dos semanas de junio dicen haber aumentado un 150% las llamadas a la línea de atención 155 encargada de atender los posibles casos de violencia intrafamiliar y hacia la mujer, datos revelados por la Consejera para la Equidad de la Mujer, Gheidy Gallo al diario El Espectador, datos que no son curiosos debido a la presión que conlleva el aislamiento obligatorio propuesto por el gobierno nacional.
El aislamiento exigía desde un comienzo a la reestructuración del sistema familiar, por los desequilibrios que este causaba en cada uno de sus miembros a través de las fases de la pandemia.
Entendiendo como fases los distintos estados que la pandemia ha tenido desde su llegada a los diferentes continentes y a nuestro país, ya que solo oíamos que algo pasaba en otro lugar del mundo, pero nadie imaginaba que íbamos a tener el virus como visitante en nuestras tierras.
Esto causo en algunos pánico por su llegada, a otros no les importo su presencia y es ahí donde inicia un segundo problema, por medio de los debates de como este virus se manifiesta en el organismo del ser humano.
Unos pensando en que existe el virus por causa natural, otros hablando de un nuevo orden mundial y un grupo más pensando que es la tercera guerra mundial, generada con el fin de afectar el capitalismo que por décadas o siglos ha gobernado la mayor parte del mundo.
Por lo anterior, observamos que aparecen las distintas posturas y pensamientos que crean en el mundo interrogantes sobre la veracidad de dichas teorías científicas o conspiratorias.
Al igual que los grandes debates en redes sociales, periódicos, noticias etc, suceden en los hogares de nuestro país, ya que existe de manera individual la capacidad de establecer un pensamiento crítico sobre el tema y la experiencia de la emergencia sanitaria.
Causando que este tema mencionado abra la puerta al dialogo o al debate, considerando el segundo como la interacción de dos o más personas que buscan que su postura argumentativa sea aceptada; debate que corre el riesgo de no ser bien manejado y termine en una discusión o en algún tipo de violencia.
Lo anterior puede ocurrir cuando el sistema familiar se rige por una relación completaría, donde uno de los miembros busca ser superior que el otro, estableciendo las reglas del sistema, esto actúa negativamente cuando la persona que “ocupa la posición de superioridad (el one up, en la jerga paloaltina) extiende su poder a todas las áreas relacionales, definiendo en todo momento cómo son y cómo no son las cosas, mientras que al que ocupa la posición de inferioridad (el one down) no le queda otra opción que aceptar pasivamente.” (Linares. 2012 pag 19)
Es importante reconocer que tipo de relación se desarrolla con la pareja y cuales conductas se reflejan de manera reiterativa que actúan como problema en la misma.
Si en esta relación la persona que ocupa la posición de inferioridad se sale por un momento de esta dinámica y defiende su postura, posiblemente el interlocutor aumenta sus niveles de estrés causando una respuesta por medio de un impulso que se puede llegar a expresar por medio de un tipo de agresión sea verbal o física.
Buscando obtener su posición de superioridad frente a su pareja o familiar que lo haya desafiado; por tal motivo es importante reconocer que tipo de relación se desarrolla con la pareja y cuales conductas se reflejan de manera reiterativa que actúan como problema en la misma.
Por ejemplo el no contar con límites claros generan que las personas pierdan su intimidad o privacidad necesarias para el buen desarrollo del ser humano, ya que al no presentarlo, el sistema familiar se desarrolla de una manera aglutina, lo que conlleva a que en posibles situaciones donde uno de los integrantes de la familia atente contra aquella forma de actuar va ser visto como enemigo para el sistema.
Imaginemos la situación de una familia donde el padre o madre es quien busca dirigir el sistema familiar por medio de reglas y costumbres que no pueden ser cuestionadas por ninguno de los miembros participantes del sistema, pero un día lleno de tensión por el ambiente laboral, económico, y por el encierro que conlleva el aislamiento obligatorio, el adolescente de la familia con 16 años cierra la puerta de su habitación porque desea descansar y hablar con sus amigos en privado, el padre observa esta situación y se levanta de su estudio donde está realizando las actividades de su trabajo y grita fuertemente diciendo que recuerden las reglas de la casa, ¡acá nadie cierra ninguna puerta!
Su hijo no lo oye debido a que tiene los audífonos puestos, por lo que su padre decide abrir de una manera fuerte la habitación y se dirige a su hijo con un lenguaje no apropiado, insultándolo por no seguir la instrucción, en aquel momento llega su madre y le dice a su esposo ¡cálmate no es para tanto! Y sin darse cuenta su marido arrebata contra ella causándole grandes heridas en todo el cuerpo.
El ejemplo anteriormente mencionado refleja un posible caso de maltrato intrafamiliar que podría terminar en secuelas psicológicas por parte de las dos víctimas y adicionalmente en la mujer efectos físicos por los golpes de su marido.
¿Qué hacer para que los índices de violencia intrafamiliar disminuyan?
- Reconocer algún tipo de violencia verbal o física que se considere leve y buscar el cambio de esta conducta. (\»corra de acá que me fastidia su presencia\» o el uso de los pellizcos) de esta manera con el tiempo no se desarrollan otro tipo de agresiones que pueden ser más fuertes.
- Fortalecer el diálogo familiar expresando y permitiendo que los demás al igual expresen sus inconformidades, emociones y formas de pensar.
- No restringir los espacios de intimidad y privacidad de los miembros de la familia.
- Auto-observar y observar si se presentan conductas evocadas por medio de impulsos como groserías o golpes y si es así dialogar sobre las posibles soluciones que tanto dentro como fuera del sistema familiar pueden ayudar.
- Cuestionar nuestro actuar dentro del sistema familiar. ¿Quién soy yo para mi familia? ¿Cómo interactúo con ellos? ¿Ofendo constantemente a los demás? ¿Emergen emociones como rabia, odio, y tristeza constantemente?
- Reflexionar: ¿Qué herramientas tengo para cambiar o para ayudar a que cambien?
Referencias
– Redacción política www.elespectador.com
– Juan Luis linares.(2012). Terapia familiar ultramoderna. Editorial Herder. Barcelona